Una de las actividades que realizamos durante esta parcial fue la elaboración de un texto científico propio basado en tres artículos ya publicados sobre el tema que más nos agradara.
Como la fiel amante la de astronomía que soy, no podía dejar pasar la oportunidad cuando, mientras vagaba por los publicaciones de Muy interesante, me encontré con este artículo que hablaba de un asteroide que contenía muestras de un planeta muy diferente al que conocemos.
Se los dejo a continuación para que lo lean.
Almahata Sitta, una llave
para el descubrimiento de planetas perdidos.
Brayani Avila Olvera
Brayani Avila Olvera
El 7 de octubre de 2008 un
meteorito de gran tamaño entró en la atmosfera terrestre e impactó en el
desierto de Nubio en Sudán. El evento sorprendió a la población y a los
científicos de la zona, quienes luego de un tiempo decidieron ponerse manos a la obra para recuperar tantos
fragmentos como fuera posible con el fin de realizarles estudios, sin saber que
más que simples segmentos de roca, habían encontrado la clave para develar otro
secreto sobre el Sistema solar.
A pesar
de que se conocía el lugar aproximado en el que podía darse el choque del
meteorito ahora llamado 2008 TC3, el lugar exacto de la colisión no se encontró
hasta un tiempo después y la búsqueda
para la recolección de trozos que pudieran ser útiles para mandar a los
laboratorios no inició hasta dos meses después, el 6 de diciembre de 2008. Esta
fue liderada por Peter Jenniskens del instituto SETI en California, por sus
siglas en inglés y por Muawia Shaddad de la Universidad de Khartoum en Sudán y
contaron con la colaboración de estudiantes y otros trabajadores de la
universidad. Los primeros 15 pequeños meteoros fueron encontrados en las
primeras 3 días de búsqueda.
El más grande que encontraron pesaba 10.5
kilogramos y tuvo que ser dividido en 600 pequeños fragmentos para hacer más
fácil su transporte y posteriores estudios. Este meteorito recibió el nombre de
Almahata Sita que en árabe significa estación seis, por una estación de tren
cercana al lugar.Los fragmentos fueron enviados para su análisis a los
consorcios de investigaciones liderados por Jenniskens, al que nombraron El
consorcio de Almahata Sitta, incluyendo el Centro de Investigación Ames de la
Nasa en California, el Centro espacial Johnson en Houston, el Instituto
Carniage de Washington y la universidad de Fordham en Nueva York.
Las primeras muestras dieron como resultado un polimito
ureilita condrito en forma de polvo granulado ultra fino con grandes granos de
carbono, un tipo muy raro de piedra de meteorito que suele contener
incrustaciones de nanodiamantes. Ahora este tipo de material esa ligado a los
asteroides tipo f.
Se descubrió también que existen tres formas
diferentes en que este tipo de material puede formarse: transformación
impulsada por un choque de grafito a diamante durante un impacto de alta
energía, crecimiento por deposición de vapor químico de un gas rico en carbono
y el crecimiento bajo alta presión estática como la mayoría de los diamantes
que crecen aquí en la tierra
En las
muestras existían grupos de cristales individuales con una estructura relativamente
desaparecida y únicamente separada por bandas de grafito, las cuales, según
reveló el equipo de Jennuskens en su momento no pueden formarse durante un
evento dinámico como las dos primeras ya que la duración de estos es muy corta,
no tienen el suficiente impacto para generar este tipo de cristales, por lo que
la única opción que parecía certera fue la última, sin embargo esta idea se
dejó abandonada y a pesar de ser un descubrimiento importante no se vio más que como una conjetura.
A pesar
de esto, la duda sobre el posible origen de 2008 TC3 continuó en el aire hasta
que unos meses atrás científicos de la Escuela de Lausana en Suiza, e
colaboración con científicos de Francia y Alemania, retomaron estos resultados
y decidieron estudiarlos más a fondo para llegar al origen de todo.
Lo
primero que hicieron fue analizar los cristales dentro de los diamantes a
través de una microscopía electrónica de
transmisión, que evalúa la forma en la que los electrones se dispersan una vez
que colisionan con una muestra fina previamente preparada, para saber cómo se
formaron y eso compararlo con resultados que se hubieran obtenido antes de
otros meteoritos.
También
para conocer su composición exacta se requirió llevar a cabo algunos pequeños
análisis como el de relación diamante-grafito, usado como su nombre lo indica
en los diamantes, para conocer el tamaño
de sus granos y su morfología
Los
resultados mostraron que los diamantes tenían fosfato, cromita y sulfuros de
hierro y níquel en medio de él, lo que suele conocerse como inclusiones. Estos
eran conocidos por existir dentro de los diamantes comunes que se generan aquí
en la tierra, pero luego de realizarse estos estudios se determinó que la
energía necesaria para generar los cristales que se encontraron dentro tenía
que provenir de otro tipo cuerpo extraterrestres en el espacio.
“Cuando los diamantes se forman a altas
presiones dentro de un planeta, atrapan algunos de los minerales de su entorno.
Esto es lo que nosotros llamamos inclusiones, y como los diamantes son el
material natural más duro, actúan como un excelente envase para estos
minerales. Por lo tanto la forma y composición estas inclusiones se conservan
dentro de estos diamantes” Afirma el autor principal del estudio, Farhang
Nabiei, asistente de doctorado en el Laboratorio de Ciencias Planetarias y
Tierra en Lausana.
Es
decir, que siguiendo la lógica que ocurre en la tierra, ya que el material que
contienen los diamantes incrustados en estos restos de meteoritos es ureilitas,
entonces el planeta del que proviene debe estar formado en su totalidad o
mayoría por este compuesto por lo que al momento de formarse estos diamantes
incluyeron en su interior este tipo de mineral. Pero también cabe la
posibilidad de que, como Nabiei mismo menciona, solo se trate de uno de los
minerales que forman este cuerpo del que proviene y no necesariamente puede ser
otro planeta pues hay presencia de este material en otros cuerpos orbitando y
otros planetas sí conocidos de nuestro sistema solar.
La
composición particular y morfológica de estos materiales solo puede ser
explicada si la presión bajo la que los diamantes fue formada fuera mayor a 20
giga pascales, la unidad de presión. Este nivel de presión interna solo puede
ser obtenido en un cuerpo cuyo tamaño
oscilara entre el de Mercurio o Marte, con un diámetro de entre 4,000 y
6,000 km como los que se supone con anterioridad en nuestro Sistema Solar,
llamados “embriones de planetas”. Pero estos datos también concuerdan con la
definición dada por la Nasa sobre los Protoplanetas.
Los
investigadores de este estudio creen que la razón de que no hayamos visto
completo este planeta y que este llegando en forma de pedazos hasta nosotros es
que en realidad fue destruido por diversas colisiones con otros planetas
embriones u otro tipo de cuerpos espaciales cuando el Sistema Solar aun se
estaba formando.
Muchos modelos de formación planetaria habían
predicho que estos embriones planetarios existieron en el primer millón de años
de nuestro Sistema solar, y este estudio
es una recopilación de pruebas de su existencia. Se cree que la mayoría
de embriones planetarios tenían este tamaño aproximado entre el de Mercurio y
Marte, como el que colisionó con la Tierra dando origen a la Luna. Otros e
estos se unieron para formar planetas más grandes, como los conocemos ahora,
colisionaron con el Sol o fueron proyectados del Sistema Solar todos juntos.
Los investigadores de este estudio afirman que “Esto provee evidencia convincente de que el
cuerpo parental del ureilitas fue un único planeta “perdido, ya que nadie habla
ni sabe a exactamente sobre su existencia, antes de que fuera destruido hace
casi 4.5 billones de años” Sin embargo la comunidad científica no puede
darlo por hecho como un descubrimiento oficial ya que esto tan solo afirma, en
todo caso, la existencia de los embriones planetarios compuestas de ureilitas
pero aun es necesario comprobar que estos estaban unidos y formaban otro
planeta.
Actualmente existen 480 meteoritos allá afuera
clasificados como ureilitas, y existen otras muestras aquí mismo en nuestro
planeta de otros que ya han caído aquí, según el estudio. Solo hace falta
compararlas y ver si están hechas del mismo tipo de ureilitas y estas son
compatibles para dar un paso enorme en la investigación para demostrar que en
un tiempo muy lejano hubo muchos más que 7 planetas orbitando alrededor de
nuestra estrella. Pero hasta que otros científicos decidan intentar
demostrarlo, la existencia de un “planeta perdido” aun es un misterio sin
resolver.
Los artículos en los que yo me basé son los siguientes:
Español: https://www.pressdigital.es/texto-diario/mostrar/1083091/meteorito-trajo-diamantes-planeta-perdido-nuestro-sistema-solar
Inglés:https://edition.cnn.com/2018/05/17/world/lost-planet-diamonds/index.html?sr=twCNN051718lost-planet-diamonds0720AMStoryGal
https://www.nature.com/articles/s41467-018-03808-6
Algunos videos que me parecieron interesantes sobre el tema:
https://www.youtube.com/watch?v=cZU6NqisnRg
https://www.youtube.com/watch?v=aRgKfJcj100
¡Muy buen contenido!
ResponderBorrarEscribes muy bien, ¡sigue así!
ResponderBorrarmuy wueno!!! :) me gusto
ResponderBorrarWow, excelente información :)
ResponderBorrarMe desvelaré haciendo tarea esta noche, pero lo maravilloso de tu blog hizo que recobrara mis energías. :´D
ResponderBorrarMe encantó tu manera de redactar la informacion,tu contenido es realmente interesante. ¡Sigue así!
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